martes, 26 de mayo de 2009



De nosotros los camagüeyanos siempre han dicho que somos demasiado orgullosos. De nuestros tinajones, de nuestras mujeres, de nuestra tierra etc. No se como explicarlo, pero es verdad que a pesar de tener un linaje humilde, mis padres me encalcaron con un orgullo inaudito, no impulsado por objetos materiales, mas bien de conciencia propia.
Tengo que admitir que esta semana pasada mi orgullo fue hinchado como un globo impulsado por una bomba de aire.
Permitanme; El Jueves pasado mi machito de nueve años me trajo la grata noticia que paso el “FCAT” de tercer grado (examen anual a nivel nacional dado a todos los niños en las escuelas), con calificaciones perfectas, el único niño en su escuela de haber logrado este afán.
Al otro día, el Viernes se graduó de High School con honores mi princesa, ademas con múltiple becas incluyendo una completa para el Broward Honors College. Públicamente admito que llore como un niño en la graduación.
Si este orgullo que siento en mis hijos es por ser camagüeyano, entonces entre mi gente soy el mas. Si es el de un padre exagerado, soy el mas padre. Si es por favor de la providencia, soy el mas bendecido.
Si este globo que tengo en mi cabeza se lograra desprender, llegaría hasta la alta esfera.

¡Gracias Señor por mis hijos!

2 comentarios:

Rosa dijo...

Felicidades papá! Me encanta ese orgullo que no es soberbia, sino justa satisfacción de un padre que ha sabido educar a su prole. En Camaguey sólo estuve una vez pero me encantó, y los camagueyanos que conocí eran gente muy buena, como seguro que tu lo eres, Manuel. No dejes de enviar tu bandera a lo de Chiquita, es un movimiento lindo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Felicidades, señor.
Usted disfruta a su cuna, su Camagüey, sus tinajones, su familia y sus nietos.
¿Se puede pedir algo más?